
Siempre soñé con ser un reconocido astronauta, desde el día en el que en pre-escolar tuvimos que hablar sobre las profesiones y descubrí aquel maravilloso mundo. Por supuesto que entonces no sabía a lo que me enfrentaba.
Estudié y entrené toda mi vida para el momento en que pudiera salir a órbita. Alejé a mucha gente de mi vida. No querrías forjar lazos en la Tierra sabiendo que tu mayor deseo es dejarla, ¿no?
Tal vez era mejor así, cuando era un deseo y no una realidad. Mirando en retrospectiva, no sabía lo feliz que era cuando aún podía serlo.
Ahora no queda mucho tiempo. Perdí la cuenta de los días o incluso meses que llevo aquí. Cada segundo solo se trata de sobrevivir. He sentido cómo mi cuerpo se va rindiendo poco a poco. “Ellos” dijeron que era normal, que era parte del proceso, pero ya no estoy tan seguro.
Últimamente he tenido tiempo para observar. Cada vez que me asomo a aquella pantalla puedo “verlos”, en la vasta oscuridad, en el inmenso universo a mi alrededor, y mi cuerpo se congela y me duele la cabeza cuando estoy ahí y creo escuchar lo que me piden.
He tratado de comunicarme con la Tierra muchas veces, pero ya nadie contesta; he intentado decirles lo que he descubierto. Tengo miedo. Tú lo sabes.
No sabía lo bien que se sentía que me escucharan hasta hoy, que ya nadie puede oír mis gritos. Por supuesto que fue conveniente que nadie oyera los tuyos mientras te empujaba al profundo vacío. “Ellos” me lo han dicho, solo puede ser uno de nosotros.
Ahora nos separan 3mm, pero aún eres el único que puede oírme. El oxígeno se acaba, escucho tus desesperados golpes en la escotilla. No lo intentes, tranquilo, ya vendrán por ti… y yo podré regresar a casa, si es que aún soy capaz.

Terrorífico!!